La Guerra de Malvinas, acaecida entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, fue un
enfrentamiento militar de 74 días entre Argentina y el Reino Unido. Este conflicto representa un hecho social de gran trascendencia en la historia contemporánea argentina, siendo la única guerra moderna en la que participó el Estado argentino.
Durante el año 2020, parte de los integrantes del GEAHF se embarcaron en el proyecto “Malvinas. Las cosas también recuerdan”. Atraídos por la cultura material y las memorias de aquellos que combatieron en la guerra del 82, un equipo interdisciplinario compuesto por arqueólogos, historiadores y documentalistas conformó el Equipo de Arqueología Memorias de Malvinas (EAMM), con sede en el Instituto de Arqueología (FFyL-UBA).
Posteriormente, el equipo se sumó al proyecto dirigido por la doctora Rosana Guber “El rostro y la savia de la guerra de Malvinas. Organización social y política comparada del mando y la logística en dos combates terrestres, 11-14 de junio, 1982”, con carácter interdisciplinario y cuenta con la colaboración de varias universidades.
Como parte de estas investigaciones, se llevan adelante diversas líneas de abordaje a fin de
recuperar tanto el patrimonio material -objetos- como el inmaterial -memorias y experiencias- de los protagonistas argentinos del conflicto bélico en pos de de contribuir a la puesta en valor de las experiencias vividas por los combatientes, hoy veteranos de guerra, como así también enriquecer los estudios y el conocimiento de dicho proceso histórico y de las distintas batallas enmarcando nuestro trabajo en el campo disciplinar de la Arqueología del Conflicto.
La primera de ellas, “Malvinas. Las cosas también recuerdan”, busca recuperar y poner en valor los testimonios de los protagonistas de los enfrentamientos, enfocados desde y a través de objetos -presentes o evocados- que hayan sido parte de su experiencia bélica, por su capacidad de ser portadores y evocadores de memoria.
Hasta la fecha, hemos llevado a cabo un total de 80 entrevistas, que han abarcado a miembros de todas las ramas militares involucradas en la guerra: aviación, ejército y armada. Estas entrevistas han incluido tanto a oficiales, suboficiales como a conscriptos, representando una amplia gama de cuerpos y unidades militares.
Un segundo enfoque se centra en la creación de una base de datos sobre la tecnología militar utilizada durante los combates, con el fin de explorar los recursos militares disponibles para cada uno de los contendientes y visualizar su disposición espacial en los campos de batalla. Este abordaje contribuye a una comprensión más completa de las estrategias y tácticas empleadas, así como del contexto sociohistórico que rodeó la guerra de 1982 y su impacto material.
En esta base de datos se registran las características de cada tipo de armamento, proporcionando un marco comparativo fundamental para los trabajos arqueológicos. Esto permite analizar los posibles usos y adaptaciones de las armas, así como también contribuye al entendimiento de la materialidad encontrada en el terreno. Los datos recopilados incluyen aspectos morfológicos, información documental y testimonios de veteranos. Además, la base e datos contiene registros fotogramétricos que enriquecen el conocimiento del equipo arqueológico sobre estas materialidades, proporcionando una perspectiva visual detallada.
Una tercer vía realizada es el trabajo conjunto desarrollado con el Centro de Salud “Veteranos de Malvinas” de las FFAA, durante el cual se han invitado a participar de campañas arqueológicas a los veteranos con fines terapéutico. Entendemos que este involucramiento directo de los VGM con objetos del pasado y con las actividades que rodean su hallazgo, recuperación y posterior análisis (prospección, excavación, clasificación y análisis de materiales) permite revalorizar su rol como actores activos de la historia nacional, en tanto la participación en actividades más informales pero igualmente esenciales a la práctica arqueológica (e.g. organización logística de campañas, cocina, fogón y reuniones sociabilizadoras, limpieza de materiales, etc) contribuye a crear un contexto de sociabilización agradable y placentero.
En este marco, durante noviembre 2022, se realizó la primera campaña en el lugar donde se
había librado la batalla de Pavón, el 17 de septiembre de 1861, en el sur de la provincia de Santa Fe. Esta actividad, inédita en América Latina pero habitual en Europa y Estados Unidos, involucró a los veteranos de guerra en una experiencia que les brindó un aporte para su bienestar emocional, además de permitir avances en estudios históricos, antropológicos y arqueológicos gracias a su participación en un conflicto bélico.
Un año después, en noviembre 2023, se llevo acabo la segunda experiencia en el sitio Fortín
Miñana, en la localidad de Azul, donde desarrolla sus investigaciones el arqueólogo Facundo
Gómez Romero.
Primera campaña arqueológica en las Islas Malvinas
Asimismo, durante ese mismo noviembre, el equipo desarrolló la primer campaña de relevamiento arqueológico en dos campos de batalla – Monte Longdon (11-12 de junio) y Monte Tumbledown (13-14 de junio)- donde se enfrentaron las fuerzas argentinas y británicas.
Durante este proceso, se efectuó un detallado registro de diversos aspectos, tales como posiciones estratégicas, rasgos, materialidad, monumentos y otras acciones conmemorativas presentes en estas áreas de combate. El objetivo de este estudio no solo radica en la documentación, sino también en contribuir significativamente a la preservación y comprensión de estos sitios históricos.
Particularmente, se realizaron prospecciones pedestres durante la cual se identificaron más de 450 rasgos antrópicos relevantes. Cada uno de estos elementos fueron registrados, dibujados, medidos, fotografiados, georeferenciados, y en algunas instancias, se llevó a cabo un relevamiento digital mediante fotogrametría.
Asimismo, se realizó un relevamiento aéreo del terreno mediante el uso de drones. Para ello, se realizaron cerca de 15 despegues, totalizando unos 350 minutos de vuelo y generando un registro de más de 7000 imágenes y diversas filmaciones. El uso de esta tecnología permitió mapear exhaustivamente más del 90 porciento del área de combate en Monte Longdon y el espacio de ocupación y combate de la Nacar 4 (BIM 5) en Monte Tumbledown, obteniendo modelados espaciales de alta resolución en 2D, la digitalización 3D y modelos de elevaciones digitales para ambos campos.
Por último, se llevaron a cabo dos reconstrucciones de la experiencia de combate. En la primera, se reconstruyó la vivencia del VGM Cabo Gustavo Pedemonte, que incluyó la ubicación de su posición y el lugar donde combatió, el reconocimiento del cerro en general, tomando en cuenta su experiencia allí, y la reconstrucción de la patrulla con la que recorrió el trayecto desde Longdon hasta el Río Murrell. La segunda reconstrucción fue llevada a cabo por el entonces teniente Raúl Castañeda, quien partió de su posición para realizar una misión durante la noche del 12 de junio.